lunes, 27 de abril de 2009

Un asteroide no fue el causante de la desaparición de los dinosaurios


La hipótesis de que el impacto de un asteroide en la península mexicana de Yucatán fue el causante de la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años ha vuelto a ser puesta en entredicho en un nuevo estudio geológico.


De hecho, "ni una sola especie se extinguió como resultado del impacto de Chicxulub", afirma la paleontóloga Gerta Keller, de la universidad estadounidense de Princeton, autora principal del estudio publicado hoy en "The Journal of the Geological Society".
"El impacto de Chicxulub se produjo unos 300.000 años antes de la extinción en masa y por tanto no podría haberla causado", dijo Keller a Efe.
Varios científicos, entre ellos la propia Keller, habían puesto en duda anteriormente la teoría del impacto como causa de la extinción de los dinosaurios y del 65% de todas las especies en el límite entre los períodos Cretácico y Terciario.
Esa teoría se fraguó poco después del descubrimiento en 1978 en Chicxulub, en el norte de Yucatán, de un cráter de impacto de 180 kilómetros de diámetro en el que fueron halladas esférulas de vidrio en los sedimentos situados debajo del límite del Cretácico-Terciario (K/T en la jerga geológica) que se asocia con la extinción en masa.
La capa de esférulas marca el momento del impacto, explicó a Efe Keller.
Ahora, Keller y sus colegas han encontrado nuevas pruebas en México de que el impacto antecedió en 300.000 años el límite K/T y que no tuvo el efecto dramático que se pensaba sobre las especies.
En sus excavaciones en la localidad mexicana de El Peñón los paleontólogos hallaron los fósiles de las mismas 52 especies en los sedimentos situados por debajo y por encima de la capa de esférulas, según el estudio.
"Descubrimos que ni una sola especie se extinguió como resultado del impacto de Chicxulub", dijo Keller.
La científica explicó que en El Peñón las esférulas están incrustadas en sedimentos a más de entre 4 y 9 metros por debajo del límite K/T.
Estos sedimentos fueron depositados a razón de entre dos y tres centímetros cada mil años después del impacto.
Keller también rechaza las alegaciones de los defensores de la teoría del impacto según los cuales ambos eventos están separados en el registro de los sedimentos debido a un movimiento sísmico o tsunami como resultado del choque del asteroide.
El estudio halló que los sedimentos que separan ambos sucesos tienen características naturales, con los típicos huecos formados por las criaturas que colonizaban el fondo del océano, sin rastro de una alteración estructural.
En opinión de Keller, la desaparición de los dinosaurios pudo deberse a "una combinación de factores, pero el impacto de Chicxulub no sería uno de ellos".
Este antecede a la extinción en masa y no provocó la desaparición de ninguna especie de foraminíferos planctónicos, los organismos unicelulares más pequeños y más sensibles de los océanos, que son utilizados para reconstruir los cambios climáticos a través de la historia, explicó.
Uno de los factores pudieron ser las erupciones de Deccan, cuya fase principal coincidió con la extinción en masa y que produjeron ríos de lava que componen hasta el 80% de las montañas volcánicas de 3.500 metros de altitud en la India, señaló Keller.
"La idea más plausible es que los gases de dióxido de azufre fueran mortales a la hora de causar un enfriamiento global, mientras que la lluvia ácida destruyó las plantas y la acidificación de los océanos acabó con los organismos que segregan carbonatos", dijo.


Fuente: www.adn.es

Los secretos genéticos de la vaca, al descubierto


Un equipo internacional de científicos secuencia el genoma bovino
El hallazgo puede servir para mejorar la producción de carne y leche



Los secretos genéticos de la vaca se han puesto al descubierto, y con ellos no sólo se comprenderá mejor la evolución de los mamíferos, sino que se prevé que puedan lograrse rápidas mejoras en la calidad de la leche o su carne, además de facilitar la comprensión de algunas enfermedades humanas.
El genoma de un Bos taurus doméstico, descifrado en un 91%, revela que comparte el 80% de sus 22.000 genes con el ser humano y que la organización de los cromosomas de nuestra especie es mucho más parecida a la de un bovino que a la de una rata o un ratón, un hallazgo que puede tener importantes implicaciones en la investigación médica donde, tradicionalmente, se utilizan roedores.
El trabajo, publicado en la revista Science esta semana, ha sido realizado, en los seis últimos años, por un consorcio internacional de 300 científicos de 25 países, entre ellos algunos de la Universidad Pompeu Fabra de Cataluña y también de la compañía norteamericana Monsanto, especializada en transgénicos.
Los resultados demuestran que, a lo largo de la domesticación del ganado, desde el Neolítico, se ha ido alterando la organización del genoma del ganado, transformando en gran medida su reproducción, su sistema inmunológico, su producción de leche y su digestión.
Diversidad robusta
Los autores estudiaron más 37.470 diferencias en el ADN de 497 ejemplares distintos, procedentes de 19 áreas geográficas y de razas entremezcladas. Este análisis les sirvió para comprobar que la evolución de este animal fue llamativamente distinta a la de los seres humanos: una población primitiva muy grande sufrió un cuello de botella genético que produjo una disminución de su diversidad, fruto de la domesticación, la especialización agrícola y la formación de las razas. No obstante, ahora esa diversidad parece ser muy robusta, con unas 800 razas distintas.
El mapa genético incluye comparaciones con los genomas humano, del perro, de la rata, del ratón o del ornitorrinco y proporciona datos básicos sobre la estructura genética de esta especie que, según los investigadores, ayudarán a desarrollar estrategias de tratamiento y prevención de enfermedades como la de las vacas locas y permitirá mejorar la productividad de un animal del que se alimenta casi toda la Humanidad.
«Si podemos comprender la relación entre los genes y el producto final, podremos usar esa información para mejorarlo. Este mapa genético de la diversidad entre razas nos explica la historia científica de cómo la domesticación de las vacas y otros rumiantes divergió de un ancestro común», señala Jerry Taylor, uno de los participantes en el Consorcio, de la Universidad de Missouri.



jueves, 16 de abril de 2009

La endogamia acabó con los Austrias


Los matrimonios emparentados durante generaciones provocaron alteraciones genéticas. Carlos II sufrió esa situación en forma de diversas enfermedades como la hidropesía


Carlos II, el Hechizado, fue el último rey de la dinastía de los Habsburgo que gobernó en España y su muerte en 1700 dejó paso a los Borbones. Se dice de él que era impotente (murió sin descendencia tras dos matrimonios), eyaculador precoz, de constitución débil y corta estatura; padecía diarreas y vómitos frecuentes y tenía aspecto de anciano cuando murió con sólo 39 años. Investigadores gallegos acaban de demostrar que las relaciones de consanguinidad pudieron ser la causa de la extinción de la casa de Austria y de los males del monarca.
La dinastía de los Habsburgo gobernó en nuestro país entre 1516 y 1700. Precisamente su empeño en esos dos siglos por mantener el poder en el seno de la familia a base de matrimonios entre parientes directos pudo ser la causa de su desaparición; según explican en la revista 'PLoS ONE' investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela y la Fundación Pública Gallega de Medicina Genómica.
Para su estudio, los genetistas Gonzalo Álvarez y Francisco Ceballos y la doctora Celsa Quinteiro han repasado el árbol genealógico de más de 3.000 individuos a lo largo de 16 generaciones; incluido el propio Carlos II, descendiente de tres generaciones de abuelos con siete matrimonios consanguíneos (la mayoría entre tíos y sobrinos o primos carnales). Su propio padre, Felipe IV, se casó con su sobrina carnal Mariana; hija del matrimonio compuesto por Fernando III y su prima María Ana.
Para cada individuo, los investigadores calcularon un coeficiente de endogamia; un valor matemático que indica la probabilidad de que dos genes sean idénticos por descendencia. Es decir, si una persona hereda una copia de cada gen de su padre y otra de su madre; en los hijos de parientes cercanos existe la probabilidad de que ambas copias heredadas sean iguales.
Similar a un incesto
En el árbol genealógico de los Austrias, Carlos II (seguido de cerca por su abuelo paterno, Felipe III) fue el sujeto con un peor coeficiente de endogamia. "El rey tenía un coeficiente del 25%, que equivale al que tendría un individuo fruto de un incesto entre hermanos o entre padres e hijos", explica Gonzalo Álvarez, que tuvo la idea de indagar en esta cuestión mientras preparaba una clase de genética evolutiva para sus alumnos de Santiago.
Ese 25% significa que una cuarta parte de su genoma era homocigoto; es decir, "que las secuencias en un cromosoma [el heredado del padre] y el otro [por vía materna] eran idénticos". Esta circunstancia ya se había relacionado hasta ahora con la susceptibilidad de un individuo a padecer diversas enfermedades; "pero nunca había visto ningún caso con un índice tan elevado", explica el investigador, que insiste en que su trabajo sólo confirma desde el punto de vista genético lo que los historiadores ya decían desde hace tiempo.
De hecho, Álvarez explica que aunque la endogamia es frecuente entre tribus actuales de África y Asia, como lo fue también entre los egipcios y otras realezas europeas (como los Borbones), es difícil que alcanzase un índice de consanguinidad tan elevado como Carlos II. "Porque la suya es una situación heredada tras los matrimonios familiares que se sucedieron durante generaciones y generaciones. Es lo que se llama una consanguinidad remota".
Sabiendo que esa homocigosis le hacía muy susceptible a ciertas enfermedades hereditarias, la doctora Quinteiro repasó todas las manifestaciones clínicas del débil monarca (muchos de ellos a través de los retratos que los mejores artistas de la época dejaron de él) para tratar de dar con las patologías que podrían estar detrás de sus padecimientos. "La deficiencia de hormonas pituitarias y la acidosis tubular renal, dos enfermedades causadas por genes recesivos, nos permiten explicar más del 90% de los síntomas que padecía Carlos II", explica Álvarez, "pero no deja de ser algo especulativo. Una hipótesis".
El arte, aliado de la genética en este caso, ha retratado a varios de los infantes de los Austrias (que sufrían una mortalidad infantil mayor que la media de su época) cubiertos de amuletos y símbolos de buena suerte para protegerles de los malos espíritus. "Ellos eran conscientes de que pasaba algo y por eso trataban de protegerles desde niños", concluye el profesor.


Un mundo de hembras sin sexo en la Amazonía


Descubren que una especie de hormiga no necesita machos para procrear. Las hembras se reproducen mediante un proceso natural de clonación
Se alimentan cultivando hongos que también son asexuales



No todas las hembras necesitan machos. Al menos así ocurre con unas hormigas amazónicas, las 'Mycocepurus smithii', que son capaces de reproducirse por clonación. La especie, según ha descubierto recientemente un equipo de investigadores de varios países, es un extraño caso de organismo multicelular cuyas hembras no precisan del sexo para tener crías.
Para realizar este trabajo, los biólogos recogieron las hormigas entre 2001 y 2003 en 270 nidos, en diferentes países entre México y Argentina. Casi la mitad procedían de Brasil, de la región amazónica.
Tras realizar diferentes pruebas, los científicos comprobaron que las hormigas reinas son las únicas que se reproducen y que las obreras son todas estériles, según publican en la revista científica 'Proceedings of Royal Society B'.
Curiosamente, estas colonias de clones dependen para su alimentación de un hongo que también es asexual, que está en el origen del interés en el estudio de estas peculiares hormigas.
Entre las pruebas que realizaron, la líder de equipo, Anna G. Himler, de la Universidad de Texas (EE.UU.), destaca los tests de ADN que, a modo de 'huellas dactilares', hicieron de 12 colonias diferentes de 'M. smithii'. El resultado fue idéntico: todas las hormigas de una misma colonia eran idénticas genéticamente a su reina.
También disecaron algunos de los insectos, lo que les sirvió para comprobar que los órganos sexuales necesarios para el acomplamiento en las hormigas los tenían totalmente atrofiados.
Los investigadores incluso probaron si el suministro de antibióticos cambiaba en algo la falta de machos, como ocurre en algunos artrópodos asexuales. Pero no fue así y las reinas estudiadas en este experimento tuvieron 7.488 hermanas reinas, pero ningún macho durante 16 meses de tratamiento intensivo.
María Dolores Martínez, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid y experta en estos insectos, reconoce que esta especie es "una singularidad" en la naturaleza. "Hay otras especies en las que se da la partenogénesis, pero siempre hay machos. En este caso, es muy curioso que estas hormigas hayan optado por este sistema, aunque, por otra parte, de este modo evitan los conflictos que tienen las obreras frente a las reinas por el sistema de reproducción habitual".
"Continuamente hablamos de la importancia de la reproducción sexual aunque el sexo conlleve unos costes importantes, ya que después de llegar a adulto e intentar reproducirse, solo se pasan la mitad de nuestros genes, pero la posibilidad de recombinación a nivel genético nos hace más adaptables a ambientes impredecibles frente a la reproducción asexual, en la que tiene el inconveniente de que pueden aflorar genes deletéreos", afirma la investigadora española.
Es por ello que casi todos los seres vivos han optado por una reproducción sexual que permite esa recombinación genética, tan útil para la adaptación de la especie frente a parásitos y enfermedades, algo imposible cuando sólo se tienen clones.
En este caso, algunos expertos apuntan que quizás las 'M. smithii' han logrado estar bien adaptadas, como demuestra su amplia dispersión geográfica, porque es la reina quien controla la casta de toda la colonia.
Cultivadoras de éxito
En un principio, lo que llamó la atención a Himler fue la capacidad de ‘cultivar’ cosechas de hongos de esta especie de hormiga. De hecho, asegura que esta especie lleva trabajando en auténticos jardines de hongos desde hace unos 80 millones de años. "Recogen el material vegetal, sus heces e incluso insectos muertos del bosque y lo echan sobre su terreno para abonar sus cosechas", asegura la bióloga norteamericana.
No son las únicas hormigas capaces de esta proeza agrícola, pero Himler si comprobó que su eficacia como 'agricultoras' era mucho mayor que en otras parientes porque ellas obtenían más cosechas.
Dado que su recolección es también de hongos también asexuales, los biólogos han planteado la hipótesis de que el hecho de ser sólo hembras les da la ventaja de no estar sometidas a los apremios del sexo, es decir, que pierden menos tiempo en su labor recolectora.
Un auténtico trabajo de hormiguitas...


El nivel del mar aumentó de forma catastrófica hace 120.000 años


La fusión de los polos provocó una subida de tres metros en cinco décadas
Los expertos creen que este fenómeno podría volver a producirse este siglo


Un estudio científico sobre las variaciones del nivel del mar durante el anterior periodo interglacial demuestra que la desaparición de los casquetes polares provocó una subida de tres metros del nivel del mar en sólo unas décadas.
La investigación que aparece hoy en la revista Nature, concluye que una subida súbita del nivel del mar «es una posibilidad real en los próximos 100 años», según el investigador principal Paul Blanchon, geofísico de la Universidad Nacional de México.
Una aumento de esta naturaleza amenazaría a muchas de las grandes ciudades situadas al nivel del mar, y anegaría numerosas islas coralinas de baja cota como las que hay en el Índico y el Pacífico.
«Los científicos tienen tendencia a pensar que el nivel de los mares subió progresivamente durante milenios en aquel periodo interglacial hace 120.000 años. Lo que ahora decimos es que aquello no fue así», afirma Blanchon a la agencia France Press.
«Estamos hablando de una elevación de tres metros del nivel del mar en sólo 50 años», añade el científico, que ha hallado las pruebas en los corales fósiles de la Península de Yucatán. Junto a un equipo de tres científicos alemanes del Instituto de Leibniz, han descubierto la catastrófica mortandad que causó la elevación del mar sobre grandes masas de arrecifes.
Estos seres vivos tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones muy rápidamente, y sobrevivir sobre los esqueletos de los que habían muerto, tres metros más cerca de la superficie. De todo ello ha quedado un registro fósil en esa zona del Caribe, cuya estabilidad geológica ha permitido su conservación y actual estudio.
Según Blanchon, sólo el deshielo de los casquetes polares puede explicar una elevación del nivel del mar tan acusada y tan rápida. Sus intenciones son estudiar el mismo fenómeno en la costa oeste de Australia, donde tampoco se han registrado inestabilidades geológicas en este tiempo.
La incertidumbre científica sobre las consecuencias del actual cambio climático, queda en parte despejada gracias a este estudio. Con la cada día mayor evidencia del deshielo en Groenlandia y en la Antártida, una subida catastrófica del nivel del mar sería un escenario posible.
Los arrecifes coralinos, que ya sufren otras amenazas debidas a la actividad humana, tendrían que enfrentarse nuevamente a otro ahogamiento.


lunes, 6 de abril de 2009

El bebé robótico




Crean un humanoide que se comporta como un niño de entre 1 y 3 años.




Cuando intenta caminar, se mueve de forma patosa y le tiemblan las piernas como a cualquier bebé que está dando sus primeros pasos. Sus ojos, equipados con sofisticadas cámaras tras las pupilas, tienen la mirada curiosa del niño que quiere descubrir el mundo y su piel de silicona es suave como la de un recién nacido.
Así es CB2, el bebé robótico diseñado por científicos de la Universidad de Osaka que demuestra una vez más los impresionantes avances tecnológicos que se están logrando en Japón con el objetivo de desarrollar humanoides cada vez más sofisticados.
CB2 (las siglas en inglés de 'Child-robot with Biomimetic Body', o Niño-robot con cuerpo biomimético) está programado para reproducir la interacción entre un bebé de entre 1 y 3 años y sus padres, con el objetivo de comprender mejor los procesos de aprendizaje infantil.

Sus creadores, encabezados por el profesor Minoru Asada, pretenden que el robot sea capaz de pensar como un bebé que interpreta las expresiones faciales de sus padres y las clasifica en categorías básicas, como felicidad o tristeza.
"Nuestro objetivo es estudiar el desarrollo humano para comprender mejor cómo un niño aprende a hablar, reconoce objetos y se comunica con sus padres", explica el profesor Asada.
CB2, que mide 130 centímetros y pesa 33 kilos, ya es capaz de reconocer el tacto humano, por ejemplo cuando se le acaricia la cabeza, y de registrar expresiones emocionales con sus cámaras oculares.
El robot fue presentado al mundo por primera vez en 2007, pero en los dos años que han pasado desde entonces, ha aprendido a caminar con ayuda de sus cuidadores humanos y ahora puede moverse por una habitación con bastante soltura, utilizando 51 'músculos' mecánicos.
El profesor Asada espera que a lo largo de los próximos dos años, su criatura robótica sea capaz de aprender a expresarse con oraciones sencillas, alcanzando la inteligencia de un niño de dos años.




¿Por qué rascarse alivia el picor?


Una picadura, el roce de una pluma, una etiqueta mal colocada… sentir el más mínimo cosquilleo en la piel despierta en nosotros unas ganas irrefrenables de aplacarlo. ¿Quién no ha sufrido por no poder calmar un intenso hormigueo en la espalda? Rascarse -todos lo sabemos- es la mejor solución para el picor; pero, ¿por qué nos alivia? ¿Qué mecanismos intervienen en esta relación?

Numerosos estudios han analizado este asunto, sin que, hasta el momento, se haya llegado a una conclusión definitiva. Pero, esta semana, una investigación estadounidense arroja un poco más de luz sobre el tema. Según sus datos, rascarse funciona porque es capaz de inhibir la actividad de un tipo de neuronas de la médula espinal que transmiten, entre otras sensaciones, la de picor.
Eso sí, tal como explica a elmundo.es Glenn Giesler, principal autor de la investigación, tiene que haber previamente picor para que la simple fricción de la piel sea capaz de bloquear la actividad de estas células, ya que es precisamente esta última sensación la que las hace 'sensibles' al rascado.
"Nuestros datos indican que el picor produce una determinada condición que hace que estas neuronas del tracto espinotalámico [en la médula espinal] se inhiban ante el rascado", aclara.
Este experto de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) remarca que, tal como ha comprobado su equipo, si no existe previamente un estímulo de prurito, el rascado no produce ningún efecto sobre estas células.
Los investigadores, cuyo trabajo aparece en las páginas de la revista 'Nature Neuroscience', partieron de los resultados de varios trabajos que habían demostrado que el tracto espinotalámico responde a la actividad de determinados agentes capaces de producir picor y se activaba transmitiendo esta información al cerebro.
Para avanzar en los análisis, estos científicos realizaron un experimento en primates que consistía en analizar su respuesta a la exposición de la histamina, una sustancia capaz de generar picor.
Sus resultados pusieron de manifiesto que las neuronas de su tracto espinotalámico mostraban una menor actividad en los instantes posteriores al rascado.
En cambio "la actividad de las neuronas no se reducía si el rascado se había producido antes de la exposición a la histamina o en respuesta a otros estímulos", explican los investigadores en su trabajo.
"Nuestro siguiente paso en la investigación es precisamente comprender cómo se produce ese proceso de inhibición, saber si ocurre por completo en la médula espinal y qué neurotransmisores están implicados", comenta Giesler.
Sus expectativas son buenas. "Esperamos llegar a encontrar medios –quizás medicamentos o algún tipo de estimulación eléctrica- que sean capaces de poner en marcha la inhibición que consigue el rascado sin que éste sea necesario, con lo que se evitarían los daños que sufren [algunos enfermos que] necesitan rascarse continuamente", concluye.